
Dime de que careces y te diré en que crees. VI. La intuición, creencias relacionadas con la separación.
Es importante saber que las creencias no son verdades. Son
pensamientos basados en la información percibida y por lo tanto son personales.
Es imposible ignorarlas o eliminarlas, tampoco debemos compararlas con las de
los demás, únicamente las podemos comprender y sanar. Es necesario tener
paciencia con las creencias de los demás, ya que determinan su mundo que a
veces nos parece paralelo al nuestro. De ahí la necesidad de desarrollar
tolerancia hacia las diferencias y respeto hacia el proceso particular de cada
uno.
En cada uno de
nosotros habita un ser intuitivo que nos
lleva hacia el conocimiento interno siempre y cuando se lo permitimos.
Las creencias
relacionadas con la intuición tienen que ver con el conocimiento sobre la Ley Causa y Efecto. Sin embargo, no
somos conscientes de las consecuencias no solamente de nuestros actos, sino de
los pensamientos que proyectamos en el exterior. Tampoco recordamos todas las
decisiones que tomamos de pequeños, ni las conclusiones que sacamos de las situaciones
vividas, ni las promesas que nos hicimos. Por otro lado intentamos manejar los
acontecimientos, creemos que vivimos de forma consciente y procuramos buscar
explicaciones en la lógica, claramente en la nuestra.
Según el Dr. Eric Berne, médico psiquiatra canadiense,
fundador y creador del Análisis Transaccional,
todas las personas siguen un “guion
de vida”, como lo llamó el. Este guion se establece durante la infancia y
convierte a la persona en su propio personaje. Se forma a través de las experiencias
que el niño va viviendo a lo largo de su infancia y en las creencias que va
desarrollando. Según el Berne, este guion se forma bajo presión y es resultado
de decisiones prematuras. Podría modelarse a base de constantes comparaciones
por parte del entorno, “eres como tu
padre”, “no tendrás suerte en la vida”, “eres torpe, raro… etc.”, “no te comportas como una niña, deberías
haber nacido un niño” etc. También es posible que se tomen como ejemplos
personajes o incluso guiones de cuentos o películas.
Los guiones también se basan a las creencias de abandono,
rechazo, necesidades, el control etc. y obligan al personaje a vivir de una
manera determinada, adaptándose a sus creencias. Por lo tanto, si se tienen
creencias de abandono es más probable que el personaje se relacione con
personas que lo abandonarán o provocará que lo abandonen. Si se tienen
creencias de control, se sentirá atraído por
gente que se deje dominar. Lo que solemos llamar “tropezar con la misma piedra”, según Berne es volver a revivir una
y otra vez el guion establecido.
En los guiones encontramos muchas creencias de maldición y hechizos y por supuesto creencias sobre el karma, sobre lo que
tenemos que pagar o como solemos decir “la
cruz que debemos llevar”. El karma no es ni bueno ni malo, ni castigo ni
premio, es consecuencia sanadora que busca el equilibrio.
La intuición está segada por las ilusiones y la más grande
de ellas es la creencia de separación.
No solamente la encontramos en las creencias
de soledad, cuando nos sentimos abandonados e incomprendidos, sino nos hace
creer que somos diferentes y separados de los demás. Este tipo de creencias están marcadas por el
mensaje “yo soy de una manera, tu eres
de otra manera y los dos no tenemos nada que ver”. Si encontramos
diferencias entre nuestras creencias y las del otro, que sea para aprender,
enriquecer, complementar y no para entrar en conflictos. Tendemos a etiquetar y
cualificar y en gran parte de polarizar, bueno o malo, correcto o incorrecto,
positivo o negativo. Por lo tanto, si yo me considero bueno y encuentro
diferencias con el otro, automáticamente él es el equivocado y lo posiciono en
el extremo de lo no correcto. Lógicamente lo rechazare e intentare imponer mis
creencias como algo mejor.
De la intuición depende el nivel de auto realización. Tanto en lo material como en lo espiritual,
sentirse realizado significa conectar con tu esencia y sentir felicidad de lo
que haces. La vida es movimiento, en cuanto pares, estas muerto. El ser humano necesita sentirse motivado, marcar metas y objetivos, superar a los desafíos, pues es el camino para ganar autoestima, autoconfianza y para sentirse realizado y feliz.
Lo que divide y enfrenta a los humanos a lo largo de la
historia son todas las creencias sobre
la cultura, religión, política, igualdad etc. El racismo, la desigualdad y
las falsas creencias acaban con el respeto y la tolerancia. No lograremos
ningún progreso hasta que no alcancemos a entender y a vivir a través de la
aceptación de la diversidad. La idea de la igualdad no tiene nada que ver con
que tenemos que ser iguales, ni vivir de la misma manera, sino con el respeto y
el derecho de ser diferentes, respetando a los demás. No hay un color más
importante que otro, ni formas más bellas que otras, ni paisajes, ni estaciones
más importantes. Todo forma parte del todo, somos un puzle de piezas diferentes
y en esto precisamente se encuentra la armonía, la belleza y la perfección.
El crecimiento espiritual inevitablemente se ve
obstaculizado por el falso progreso del
ego que deja la sensación de poseer sabiduría y superioridad. Es fácil de
reconocerlo en las personas que se centran más en los procesos de los demás e
ignoran su propio proceso. Algunos encuentran la espiritualidad en sus clases
de yoga y meditación, otros en la iglesia, otros en ser vegetarianos o veganos
etc. En realidad, la espiritualidad no es ningún ritual ni se trata solamente
de encontrar la propia paz. No es un camino hacia la superioridad. La espiritualidad es forma de conectarse
con la fuente y de relacionarse con los demás de forma pura, compartiendo con
ellos lo mejor de uno mismo. El
proceso de auto conocimiento y crecimiento personal nos guía hacia aquella
individualidad a través de la cual aportamos y nos conectamos con los demás. No
tiene nada que ver con estar por encima de nadie, esto es del ego.
Para tener estas creencias fuertes necesitamos trabajar el
equilibrio. No me refiero a la estabilidad o la inmovilidad, todo lo contrario.
El equilibrio es atención plena, confianza y movimiento. No se trata de
conseguirlo sino de vivir en él. Es la habilidad de no posicionarse, de ser
objetivo e imparcial a pesar de los deseos del ego, es el término medio entre
los extremos. El equilibrio es respetar y defender la individualidad dentro del
todo, la capacidad de no salirse del camino, mientras nos relacionamos con los
demás, ofrecer un servicio, sin la necesidad de sacrificar a los propios
principios.
Las creencias de separación provocan desequilibrios
hormonales, trastornos del sueño (insomnio o sueño excesivo), problema
auditivos o de vista, sinusitis. A nivel emocional provocan dolores de cabeza
incluso migrañas, falta de concentración y comportamiento volátil, ansiedad,
cambios rápidos del estado de humor etc.
Podemos trabajar con algunas afirmaciones sanas.
La separación no existe, todos estamos unidos
Confío en mi intuición y me dejo guiar por ella
Construyo de forma consciente mi futuro
No hay castigos ni premios solo consecuencias